“Podría darte centenares de nombres, y no te mentiría: todos han sido míos. Pero quizá el que te resulte más comprensible sea el que me puso una especie de filósofo de fines del siglo XXI... El Eternauta me llamó él... para explicar en una sola palabra mi condición de navegante del tiempo, de viajero de la eternidad, mi triste y desolada condición de peregrino de los siglos”.
De esa manera se presentaba Juan Salvo, en las primeras viñetas de El Eternauta, al hacer su aparición, materializándose en la casa de Germán -el propio autor, que se incluye como uno de los personajes, para ser el interlocutor al cual el viajante eterno contará su historia-. Así comenzaba... así comienza; la obra definitiva de la Historieta Argentina
Dedicado a Patricia...
Todos los derechos reservados copyright© Fernando Sturzenegger