Un día coincidiremos todos en sentarnos a observar en silencio una salida de sol.
Un día tocaremos el agua del río con los pies solo para refrescarnos y valorar la bocanada de aire de ese instante de vida.
Un día, al observar el río en contemplación, habremos aprobado todas las materias del corazón y no necesitaremos ir más allá, solo retornar tranquilos al hogar que hemos buscado por siempre.
Un día vamos a escuchar la voz del río y no hará falta palabra alguna para saber que la belleza existe porque es la vida misma de todo lo que respira.
El mejor regalo, para entender algunas cosas, es el profundo silencio del instante previo al amanecer.
Y no tiene precio.
Todos los derechos reservados copyright© Fernando Sturzenegger
No hay comentarios:
Publicar un comentario